sábado, 9 de abril de 2011

Parte II - Las geishas después de la Segunda Guerra Mundial.



La llegada de la II Guerra Mundial provocó muchos cambios culturales, y muchas geishas tuvieron que retirarse de su oficio por evitar peligro en las principales ciudades en las que estaban, por lo que normalmente tuvieron que irse a trabajar al mundo rural y a industrias. Durante la Segunda Guerra Mundial, las geishas no trabajaron como tales. Muchas de ellas, en los años posteriores a la guerra, habían muerto o habían formado una familia. En cambio, un pequeño número de geishas continuaron su oficio a partir de la posguerra. En consecuencia, la población de geishas a partir del año 1946 diminuyó considerablemente. En cambio, a partir de este año aquellas chicas que se convertían en geisha no lo hacían por tener una situación económica familiar en crisis, como era el caso en años anteriores, sino por decisión propia.





Las geishas comenzaron su actividad laboral de nuevo en los años 1946 y 1947. Aparte de los cambios culturales, las geishas debieron enfrentarse al cambio de clientela: solían ser peronajes de la élite militar, y oficiales de la ocupación americana en Japón. Durante estos años de crisis, surgieron las llamadas "pan-pan" o prostitutas que buscaban clientes en las calles. Éstas se hacían pasar por geishas. En 1946, se escribió una ley que diferenció claramente la actividad de las geishas y las prostitutas. Yoshiwara cerró sus puertas, y el mizuage quedó completamente prohibido. Se prohibió, también, la adopción forzada de muchachas para las okiya. Algo que no ha cambiado tras la Segunda Guerra Mundial es la costumbre de celebrar los festivales de las geishas, como el Miyako Odori, y las celebraciones de la religión sintoísta y budista. Las artes a aprender se mantuvieron, al igual que la manera de vestir, etc. Hoy en día, las geishas y okasan más longevas critican a las nuevas maiko por ser menos serias y aplicadas que las maiko de entonces. Creen que la educación que tienen las geishas de hoy en día no es tan exquisita como entonces. Y los procesos de aprendizaje eran mucho más duros que ahora. Hoy en día, el mundo de la Flor y el Sauce, sus hábitos, su día a día, son muy diferentes a la forma de vida japonesa actual. Esto es algo por lo que se sienten muy orgullosas las geishas que se educaron antes de la II Guerra Mundial. Actualmente, las hanamachi y las okiya están mostrando el mundo de la Flor y el Sauce de manera que se dé a conocer para que esta tradición centenaria no se pierda a pesar de los grandes cambios culturales. Desgraciadamente, en la actualidad el número de clientes que contratan geishas para sus fiestas está decreciendo.





Mineko Iwasaki en los años 60, época en la que se produjo un importante resurgimiento de las geishas. En 1996, se creó la Fundación de Fomento de las Artes en Kyoto. Más conocida como
Ookini-Zaidan ("ookini", en el dialecto de Kyoto, significa gracias). Al ser miembro de esta asociación, se aporta una cantidad de dinero que ayuda económicamente al mantenimiento de las okiya y del hanamachi. Por miembro, se pagan unos treinta mil yen (doscientos cuarenta y un euros, aproximadamente) al año. A cambio, el miembro tiene la oportunidad de obtener invitaciones para los festivales de las cinco hanamachi de Kyoto y ofertas para obtener buenos asientos en los festivales especiales como el festival Jidai, celebrado en octubre. También reciben una invitación para una fiesta anual. Los miembros son presentados a una okiya para contratar a unas geishas en un banquete. Hay que tener en cuenta que las okiya sólo aceptan contratos con clientes previamente presentados por clientes o gente de confianza. En 1996, la fundación Ookini-Zaidan apoyó una iniciativa muy interesante: nombrar a las geisha o maiko más célebre en cuanto a talento con el título de "talento artístico". Cada año se eligen varias maiko o geiko que destacan por sus conocimientos artísticos, y son nombradas con este título. De esta manera, se fomenta la formación de las geishas y las motiva. Las maiko, al ser únicas en Kyoto, participan en campañas publicitarias, turísticas, etc, y viajan a otros países para representar su país. Algunas geishas, incluso, tienen una carrera aparte o aprenden un idioma aparte del japonés. También se han puesto de moda los estudios fotográficos para convertirte en geisha o maiko por un día. Esto aporta benficios para los trabajadores que se dedican a confeccionar y a crear los kimonos y los complementos propios de una geisha o maiko. Muchos turistas compran kanzashi, kimonos, etc. Al menos hay algo de esperanza, ya que el mundo de la Flor y el Sauce se está dando, a lo largo de los últimos años, más a conocer.
Fuente - www.geigi-gakko.castillejo.org

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