jueves, 7 de abril de 2011

Parte I - Las geishas antes de la Segunda Guerra Mundial

Las geishas son prácticamente modernas, pero una fecha que cambió algunas características de las geishas fue la II Guerra Mundial. Es cierto que a lo largo de toda la historia de Japón han existido ciertas mujeres que tenían algún parentesco con las geishas, pero la geisha en sí tiene el origen en hombres que animaban fiestas. Estos animadores de fiestas se llamaban honko. También había un grupo de hombres que asistían a banquetes para entretener a los clientes que tocaba el tambor, se llamaban taiko-mochi. 
Un día, en 1751 aproximadamente, una mujer fue a un banquete como onna taiko-mochi, y se cuenta, tuvo tanto éxito que a partir de entonces los clientes querían a mujeres en sus fiestas, no sólo hombres. Estas mujeres recibieron el nombre de geiko, término que todavía se le da a las geishas de Kyoto. El origen de las geishas se remonta al período Heian. En el año 794, la capital se trasladó a Heian-kyo, la actual Kyoto. En esta ciudad vivían los personajes más ilustres del país, y en ella se crearon y fomentaron grandes formas de arte. Entre otras, las bailarinas tuvieron un gran éxito durante estos años. Eran hijas de adinerados que, para cubrir las crisis económicas, trabajaban como bailarinas. Desgraciadamente, no todas las jovencitas hijas de nobles tenían el mismo destino: algunas iban a trabajar como prostitutas. Las shirabyoshi eran cortesanas a la vez que bailarinas de gran talento. La cultura de la época estaba en pleno auge, dando una gran importancia al arte. Las shirabyoshi se considera que aparecieron aproximadamente entre los años 1100 y 1600 d.C. Se consideraban unas mujeres muy sensuales y provocativas que entretenían a la élite social de la época. Años después surgió el término ukiyo, que en un principio significaba "el mundo flotante de miseria". En esos años la sociedad sufría una época de pesimismo, a la vez que hubo un gran auge cultural y de costumbres, entre otras cosas, nació el zen y la ceremonia del té (de origen chino). La ceremonia del té llegó a convertirse en un ritual muy importante de la élite durante los siglos XV y XVI. A consecuencia de ello, nació un estilo arquitectónico idéntico al de las actuales casas de té, ryotei, etc. Durante estos siglos se escribieron maravillosas obras de teatro Noh. En 1589, el shogun Hideyoshi autorizó la construcción de un barrio del placer en Kyoto, cerca del palacio imperial. Las cortesanas, consideradas unas prostitutas de lujo, atrayeron la clientela adinerada. Los locales en los que se ofrecían sus servicios se llamaban mizujaya. La edad de Oro (desde 1600 a 1750) tuvo una rica sociedad y cultura. La sociedad se
dividió en diversas clases, entre las que se encontraban a los samuráis en lo más alto y los vagabundos, o los no humanos en lo más mediocre de la pirámide social. Se crearon duras reglas a cumplir por los ciudadanos, y por ejemplo, el amor pertenecía a los burdeles, según la ley. Dado a las grandes diferencias entre la élite y el pueblo, los comerciantes crearon una nueva cultura, la cultura popular. En 1629, les fue prohibido a las mujeres interpretar papeles en el teatro. Por lo tanto, los papeles de mujer comenzaron a ser interpretados por hombres. En esta época, los hombres eran igual de vendidos que las mujeres, y no había tabú alguno frente a la homosexualidad. Por otro lado, los comerciantes comenzaron a enriquecerse y pudieron acceder a los barrios del placer. Disfrutaban del sexo, sobre todo en los barrios de Yoshiwara y Shimabara. Las cortesanas, oiran en Edo (Tokyo) y tayu en Kyoto, trabajaban con clientes muy adinerados. Tuvieron una gran importancia en la sociedad de la época, siendo las superestrellas que más influyeron sobre la situación del Japón de la época. Por otro lado, muchas jovencitas fueron vendidas a los burdeles de Yoshiwara en especial. Fueron llamadas "las flores de Edo", y permanecían encerradas en los locales por mucho tiempo. En esta época surgieron los taiko-mochi o tamborileros. Paralelamente, surgieron prostitutas ilegales llamadas sancha-joro, que trabajaban en baños públicos ilegales. Aproximadamente en el año 1680, surgieron unas jovencitas bailarinas conocidas como odoriko, que no eran prostitutas, pero fueron vendidas como concubinas por sus padres de clase alta que en ese momento tendrían crisis económicas. Tristemente, se vieron forzadas ante la crisis económica a vender sus cuerpos. A principios de 1700, las odoriko fueron vendidas sobre todo a los burdeles de Yoshiwara, aunque ellas seguían actuando como bailarinas. Viéndose en una situación tal, decidieron unirse y denominarse a ellas mismas con el nombre de gei-ko. Esto dio lugar al nacimiento de las geishas como profesión formal. Algo que favoreció su popularidad fue el decline del negocio de las tayu y oiran. En el siglo XVIII la moda y el estilismo cambió, pasando de lo sobredecorado a lo pleno y natural. Se puso de moda el ikebana o arte floral japonés. La primera mujer que se considera geisha fue Kiku, de la zona de Fukagawa. Ella anunció su profesión en 1750 ó 1751. Sus artes se combinaron con la etiqueta de Ogasawara. Ella ofreció su compañía como servicio al cliente. Durante el siglo XVIII, todos los elementos de las artes de la geisha establecieron normas, como el tipo de clientes con los que tendrían que trabajar. Las geishas se volvieron muy populares rápidamente en Kyoto, donde estas mujeres aprendieron las artes de los taikomochi. Las geishas fueron controladas por el gobierno de la época, ya que decían tenían tanto éxito, que iban a robar el negocio a los dueños de los burdeles. El barrio de Yoshiwara estableció el primer Kemban (oficina de registro de geishas). Se crearon normas, en las que se requería que una geisha fuera a fiestas en grupo de al menos dos o tres personas. El obi debía atarse a la espalda, no en la parte frontal, como las tayu u oiran. En teoría, no estaba permitido que tocaran el shamisen o bailaran después de medianoche, pero siempre podía haber una excepción. Sobre 1820, el mundo de la flor y el sauce tomó una forma muy parecida a la que conocemos actualmente. En Edo (la actual Tokyo), las geishas actuaban en ryoteis y en salas de té llamadas machiai. En Kyoto surgieron las ochaya, las casas de té. En Gion se educaba a las geishas en el arte de la danza llevándolas a la escuela Inoue, que
actualmente sigue existiendo y sigue educando a las geishas y maiko de la zona. En 1813, ser geisha se convirtió en una profesión permitida. Mientras tanto, las sociedad japonesa estaba sufriendo una gran crisis económica, a la que sobrevivieron las geishas con mucha facilidad. Las niñas campesinas comenzaron a ser vendidas a las hanamachi. A finales del siglo XVIII, surgieron los danna o patrones, que pagaban a una geisha en concreto a cambio de recibir una atención mayor hacia el cliente por parte de ésta. En el año 1870, las geishas crearon el eslogan "Vendemos arte, no nuestros cuerpos". El kemban estableció nuevas reglas, como que no estaba permitido que una geisha se casara, para que así tuviera un danna que la mantuviera y que a la vez mantuviera la okiya. Por otro lado, la geisha tenía libertad para tener amantes, aunque muchas veces se mantuviera en secreto. Se comenzó a practicar el mizuaje, la pérdida de la virginidad de las aprendizas de geisha. En Kyoto, este hecho se manifestaba luciendo el peinado ofuku. El mizuaje se realizaba más o menos a los quince años de edad. Muchas jovencitas fueron forzadas a mantener su primera relación sexual con un hombre que a cambio había pagado una gran cantidad de dinero, pero las jóvenes que no eran geishas muchas veces se vieron forzadas a pasar situaciones peores. En cierto modo, las geishas tenían más libertad que las chicas jóvenes japonesas. En este momento, el término ukiyo cambió de ser pesimista a significar la admiración de estar en un mundo flotante aparte del real en el que uno se entretiene y disfruta.


Durante los años 1820-1870, la sociedad sufrió un cambio con la llegada de las colonias occidentales. Los extranjeros imponían su poder con una fuerte tecnología en cuanto a armas, algo que intimidó a los japoneses. Poco a poco, los americanos requirieron de los servicios de alguien que les acompañara mediante su estancia en Japón. Hombres solteros buscaban jovencitas con las que pasar el rato y entretenerse. El shogun les ofreció los servicios de las geishas, y he aquí el origen de la historia de Madama Butterfly, basada en el romance entre la geisha Okichi y T. Harris (el primer cónsul americano en 1856). La cultura japonesa fue llevada a occidente, teniendo influencia artística en aquella época, como el movimiento pictórico le japonisme.

En el período Meiji (1868-1912), la cultura japonesa se recuperó ante su crisis cultural. A pesar de los intentos por mantener su cultura tradicional, la cultura occidental tuvo una fuerte influencia, sobre todo en el vestuario, la tecnología, etc. El mundo de la flor y el sauce resurgió de dos maneras distintas: las geishas se dedicaban a acompañar a influyentes personalidades políticas de la época, sobre todo geishas procedentes de okiyas de Tokyo. Mientras tanto, en Kyoto se fomentó la tradición japonesa, al contrario que en Tokyo. Comenzaron a dar actuaciones en público sobre el año 1871, cuando comenzaron a darse exposiciones internacionales de la ciudad. Tuvieron un gran éxito. Años después, la moda japonesa comenzó a expandirse por el mundo occidental. Algunas geishas destacaron en el mundo occidental, como la geisha Oyuki Okumura (de Gion), que se casó con George Dennison Morgan en 1904. A la edad de cuarenta y cuatro años, Morgan murió. Oyuki volvió a Japón en 1938, siendo considerada la ex-geisha más célebre de la época. Mientras tanto, las hanamachi de Tokyo comenzaron a ser populares entre los extranjeros. Se produjeron regulaciones procedentes de la Unión de las Casas de Geisha de Japón, que decían: no se permitían geishas totalmente formadas por debajo de los 20 años de edad ni geishas ilegales, debían estar todas registradas en su oficina de registro.

Durante el período Taisho (1912-1926) hubo una época de optimismo. Una hanamachi de Tokyo abrió en 1913. Comenzaron a ponerse de moda los cafés, bares, locales que dejaron un poco de lado las casas de té. Durante la década de 1920, las hanamachi vivieron una época de gran auge, abriendo así dos nuevas hanamachi en Tokyo. A principios del período Showa (1926-1945) se produjo una etapa fascista en Japón, censurando obras artísticas como La historia de Gengi en 1933. Afortunadamente para las geishas, las autoridades fueron completamente hipócritas y continuaron patrocinando los hanamachi. Pocos años después, alrededor de 1941, el teatro de geishas de Gion Kobu Kaburenjo se convirtió en una factoría. Japón estaba en guerra, y el mundo de la flor y el sauce quedó desplazado a un notable segundo plano. El 5 de marzo de 1944, el mundo de la flor y el sauce debía disolverse por orden del gobierno. A consecuencia de ello, las geishas desesperadamente buscaron trabajos para sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial. 
Fuente - www.geigi-gakko.castillejo.org
http://es.wikipedia.org/wiki/Geisha

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